
Muchos esperan que la iglesia se ajuste a sus gustos, pero no se trata de opiniones personales. Ninguna iglesia posee la verdad absoluta. Asistimos para mejorar, servir y amar al prójimo. Jesús nos enseñó a congregarnos y seguirlo a Él, no a un hombre. La unidad nace respetando la diversidad, no uniformando pensamientos.