
Los límites son necesarios en la vida de cada individuo, no podemos ir por ahí viviendo la vida como los demás quieran. Dios es el único dueño de nuestra vida y solo a Él debemos dar el poder de regir nuestro camino.
Las demás personas, sobre todo las que son muy importantes para cada uno de nosotros deben saber que a pesar de lo mucho que los amamos y valoramos sus mejores intenciones, hay una línea muy importante que no deben cruzar.
Eso es el límite, pero en ocasiones somos nosotros mismos los que no sabemos identificar nuestros límites y les permitimos a otros pasar al lugar de seguridad personal que cada uno debe tener.