"¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón; el que no ha elevado su alma a cosas vanas, ni jurado con engaño. El recibirá bendición de Jehová, y justicia del Dios de salvación. Tal es la generación de los que le buscan, de los que buscan tu rostro, oh Dios de Jacob."
Salmos 24:3-6
Cuando hablamos de Dios hay muchos atributos o características de su persona que nos fascinan. Nos encanta que Él sea un Dios de amor, misericordioso, paciente, etc. Pero hay algunas otras cualidades de Él que preferimos dejar a un lado. Hay cosas de su persona que decidimos voluntariamente ignorar, tristemente por "nuestra conveniencia" y cuando alguien más nos habla de ellas ofendemos y nos alejamos. Pareciera que si Dios no se comporta o adapta a lo que nos gusta, ya no queremos seguir adelante con Él, y es donde realmente nos damos cuenta donde estaba nuestro corazón. Es en estas situaciones donde pensábamos que adorábamos al Dios verdadero, cuando realidad hemos moldeado un dios a nuestra manera, pensando que el puede adaptarse a mi forma de vivir cualquiera que sea, pero déjame decirte que aunque no sea muy popular decirlo, esto es lo más alejado de la realidad que puedes estar.
La cualidad que cae en la definición anterior, y que NO es muy popular hoy en día, y que resalta este Salmo 24 es: su SANTIDAD. Podemos dar muchas definiciones de lo que es santidad, pero cuando nos referimos a Dios y su relación con el pecado, entendemos que Él es totalmente contrario a esto. La Palabra de Dios habla que Dios en su santidad aborrece el pecado a tal grado que, "el malvado no habitará en su presencia" (Salmos 5:4), por el contrario Él "está enfurecido con el pecador por su pecado" (Salmos 7:11), y no se quedará cruzado de brazos, sino que "traerá juicio contra el pecador no arrepentido" (Lucas 13:3; Mateo 3:10) ya que su santidad demanda justicia. Dios por su santidad, no puede habitar con el hombre pecador mientras el continué con esta vida, y solo "el limpio de manos y puro de corazón" podrá estar en su presencia (Salmos 24:3-4).
La realidad es que solo hay dos formas de cumplir con esto (limpieza y pureza):
Opción (A) - Si lo fuéramos por naturaleza, que en la realidad es imposible para nosotros los seres humanos debido a nuestra naturaleza corrompida; Dios dice que nadie lo es: "todos hemos pecado" (Romanos 3:23); "no hay justo ni aún uno" (Romanos 3:10).
Opción (B) - Que vengas a Dios para ser lavado y limpiado por el sacrificio que hizo Jesús. "Que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad" (1Juan 1:9); "mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios" (1Corintios 6:11).
¡Clama a Él por esta limpieza! Y podrás experimentar una verdadera comunión con Dios. NO con el dios de tu mente o de tu imaginación, NO con el dios que te has formado y del que piensas que puedes seguir con tu vida de pecado sin consecuencias, sino con el Dios Santo que quiere y puede limpiarte por medio de Jesús, si tu así lo quieres. Solo recuerda que si tu ignoras esta verdad tu no podrás tener un lugar con Él, porque no depende de tu religión sino de una verdadera comunión con Él que viene por una vida limpia y transformada:
"Seguid la santidad, sin la cuál NADIE verá al Señor"
Hebreos 12:14
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