
"Cuando era la hora, se sentó a la mesa, y con él los apóstoles... Y tomó el pan y dio gracias, y lo partió y les dio, diciendo: Esto es mi cuerpo, que por vosotros es dado; haced esto en memoria de mí. De igual manera, después que hubo cenado, tomó la copa, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre, que por vosotros se derrama"
Lucas 22:14, 19-20
Antes de ser apresado, Jesús pasó sus ultimas horas con sus discípulos, y fue en esta última noche donde Él les enseñó varias lecciones profundas respecto a su misión y objetivo. Lecciones que pueden abrir nuestros ojos para entender realmente el objetivo del sacrificio de Cristo, para pasar de ser una historia distante del pasado, a la obra de amor más grande que alguien ha hecho por nosotros.
La Biblia habla que tu y yo teníamos una gran deuda que pagar por nuestro pecado (Romanos 6:23 "Porque la paga del pecado es muerte..." ), y que por ese pecado estábamos totalmente apartados de la comunión con Dios (Romanos 3:23 "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios"); pero es aquí donde Jesús aparece en escena, dándonos la más grande noticia: "Yo me entregó para pagar en tu lugar". "Mi cuerpo lo entrego para ser molido en lugar tuyo" (Lucas 22:19), y "mi sangre estoy dispuesto a derramarla por ti" (Lucas 22:20). Los pecadores culpables somos nosotros y por lo tanto los merecedores del castigo éramos nosotros, pero Dios en su amor se ha provisto un sustituto: Jesús.
Dios siendo un juez justo, NO puede pasar por alto el pecado, pero en su amor Él se ha provisto a alguien que pague en lugar nuestro: "...el justo por los injustos, para llevarnos a Dios..." (1 Pedro 3:18). Él no te quiere lejos, por el contrario envío a Aquel que puede librarte de toda tu deuda: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna" (Juan 3:16).
La invitación en esta última cena, es una invitación a la comunión con Él; hay un lugar para ti en la mesa de la comunión con Dios, por medio del sacrificio perfecto que Cristo logró en esa cruz. Sus palabras para ti solamente son: "tómalo", "acéptalo". El símbolo de comer el pan y beber la copa es una señal de apropiarse de manera personal de lo que Él hizo; implica el aceptar para ti el sacrificio que te ofrece, por medio de la fe.
Basta de buscar en alguna religión o en tus buenas obras el favor de Dios, o tu entrada al cielo; Jesús te lo regala por medio de haber entregado su vida por ti. Solo tienes que aceptarlo. ¿Confías que su sacrificio fue suficiente? ¿Realmente lo recibirás?
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