"Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones"
Santiago 4:8
Mucha gente piensa que Dios es un ser distante, desinteresado y ocupado en miles de cosas que no tienen nada de que ver con nosotros. Muchas personas lo ven como alguien al que es difícil tener acceso, y que hay que ver si anda de ganas o de buenas para que escuche alguna petición nuestra y venga en nuestro socorro. Pero déjame te digo que esto es todo lo contrario.
Cuando Pablo fue a Atenas, él vio con claridad la forma en que los griegos veían (en general) a sus deidades: seres egoístas, lejanos, auto interesados y con pocas ganas de hacer algo. Cuando él les explica respecto a la existencia de un único Dios, amoroso, interesado en tener comunión con ellos y que "no esta para nada lejos de cada uno de nosotros" (Hechos 17:27), ellos lo tildaron de lunático, ya que era todo lo contrario a lo que sus tradiciones les dictaban.
Pero este es el Dios que podemos ver a lo largo de todas las Escrituras dando siempre un paso adelante por buscarnos y rescatarnos. Esto lo podemos ver en el inicio cuando el hombre se rebeló contra Dios. Nosotros merecíamos por nuestra rebelión y desobediencia morir, pero fue Él mismo quien en su misericordia se proveyó una promesa de perdón. Él prometió hacerse cargo y enviar un día a alguien para "buscar y salvar lo que se había perdido" (Lucas 19:10). Y la buena noticia es que ese alguien ya vino: Jesús. Él saldo la deuda que nos apartaba de Él, y aunque hemos vivido distantes haciendo nuestra voluntad "Dios le cargó a Él el pecado de todos nosotros" (Isaías 53:5-6).
A lo largo de toda la Biblia vemos esta historia de amor explicada a través de todas las promesas que están escritas. Por lo cuál el Dios de la Biblia NO es un Dios lejano, ni desinteresado, sino uno que ha dejado la puerta abierta para tener comunión directa con Él.
El problema NO es Él; el problema somos nosotros que queremos vivir una vida sin arrepentirnos de nuestro pecado, y con una actitud vacilante entre dos caminos: Nuestra voluntad y la suya; no estamos dispuestos a venir a Él de manera honesta. Aunque Él se ha provisto el perdón y la limpieza que necesitamos, nosotros proseguimos en nuestra voluntad cada vez más lejos de Él.
Pero hay un llamado el día de hoy para ti: "Acércate y Él se acercará a ti". No tienes que seguir vacilando ni estando lejos en tu miseria y dolor. Arrepiéntete y clama a Cristo, y Él te dará la oportunidad de empezar de nuevo. ¡Solo tienes que acercarte! ¡Ese paso te toca a ti! El Señor se encarga de todo lo demás.
"Al que a mí viene, no le echo fuera..." Juan 6:37
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