El respeto al medioambiente y el compromiso con un planeta y un futuro mejor deben venir también de las empresas. Es por ello que los consumidores buscan marcas que ponen la sostenibilidad en el centro de su branding.
No se trata de lanzar mensajes “sostenibles” si no hay una acción y un posicionamiento reales.
Los clientes y las asociaciones son ya expertos en detectar greenwashing y exigen que lo sostenible no sea una moda ni un sello, sino un valor que la marca define y defiende como parte de su identidad.
Es así que, año tras año y con cada vez más fuerza, el papel del branding en la sostenibilidad es más visible y tangible. No hay eslóganes vacíos, sino marcas 100% concienciadas y que hacen de “lo verde” su causa.
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¿Qué es un branding sostenible?
Cuando branding y sostenibilidad se unen, quiere decir que una marca ha apostado por el branding sostenible. En otras palabras,
por una estrategia de marca que busca dejar una huella positiva en el mundo, teniendo en cuenta los desafíos medioambientales y también sociales.
Esto implica adoptar prácticas ecologistas y respetuosas con el entorno en el que la marca existe.
Como vamos a ver,
es mucho más que tener un packaging reciclado, pues el branding sostenible debe integrar otros aspectos como una producción justa para todas las partes implicadas, o una comunicación que favorezca un consumo responsable, comprometido y consciente.
¿Puede un branding ser sostenible?
Una marca es una empresa, y es normal que surja la duda sobre si existe una manera de que esta sea sostenible.
Su objetivo, aunque haya unos valores detrás, siempre será vender y potenciar el consumo, lo que genera irremediablemente un efecto en el entorno. La simple fabricación de un producto, o el alojamiento web de un servicio digital, tiene un impacto y supone un gasto medioambiental.
Por lo tanto, a pesar de esto,
¿puede haber un branding sostenible? La respuesta es sí, y es el que adoptan todas esas marcas que quieren que su impacto, aunque no pueda ser neutro, sea positivo o lo menos negativo posible.
Hay marcas que nacen con este enfoque de sostenibilidad en su branding, como pueden ser Ecoalf, Freshly Cosmetics o Lush. Otras marcas lo integran con el tiempo, según van percatándose de que quieren ser agentes del cambio, en lugar de socavarlo.
Por supuesto, también hay empresas que ven la sostenibilidad como
una tendencia del branding, lanzando campañas o incluso colecciones enteras que pretenden ser “verdes”. Cuando no hay una intención más allá de la comercial y el compromiso es únicamente “sobre el papel” y para generar ventas, estamos ante un caso de greenwashing. Una práctica totalmente condensable y que termina jugando en contra de la marca.
En definitiva, un branding sostenible es posible siempre que sea una estrategia y que esta vertebre todo lo que la marca es y hace.
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