
Pablo había enviado a Timoteo para que volviera a visitar los lugares de sus anteriores labores, y para que confirmara y estableciera la iglesia de Tesalónica. El informe de Timoteo fue alentador y refrescó el espíritu de Pablo. Por ello, se vio impulsado a escribir a estos amados hermanos. Se nos dan sus primeras y segundas epístolas a la iglesia. Su corazón se inclinaba por el amor a los que habían abrazado la doctrina de Cristo, que los sometía a reproches y persecuciones hasta entonces desconocidos para ellos. {LP 110.1}