
Al día siguiente de la lapidación de Pablo, los apóstoles abandonaron la ciudad, según la indicación de Cristo: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a otra". Partieron hacia Derbe, donde sus labores fueron bendecidas, y muchas almas fueron llevadas a abrazar la verdad. Pero tanto Pablo como Bernabé volvieron a visitar Antioquía, Iconio y Listra, los campos de trabajo donde habían encontrado tanta oposición y persecución. En todos esos lugares había muchos que creían en la verdad; y los apóstoles sintieron que era su deber fortalecer y alentar a sus hermanos que estaban expuestos al reproche y a la amarga oposición. Estaban decididos a atar firmemente la obra que habían hecho, para que no se desviara. Se organizaron iglesias en los lugares mencionados, se nombraron ancianos en cada una de ellas y se estableció en ellas el orden apropiado. LP 62.2