Si algo caracterizaba a los destinos más populares es que la demanda del turismo internacional fijaba una serie de condiciones para el desarrollo de la vida local. Desde el punto de vista comercial, se generaba mucho movimiento a partir de la llegada de turistas internacionales, creación de empleos, nuevos negocios y también en muchos casos una diversificación de la oferta.  La pandemia ha cambiado radicalmente esa situación. La desaparición de la demanda global en muchos destinos lleva a replanificar la oferta en base a turistas regionales. Éstos no sólo llegan en menor número. Normalmente no pueden convalidar los precios que pagan los viajeros globales. En el caso del alojamiento se puede ver este fenómeno en la impresionante caída de AirBNB, y su recuperación vía viajeros locales, que se suelen concentrar en fines de semana largos y temporadas altas, ligadas con la época de vacaciones y el verano.