
En Eclesiásticos 28 (13-26) podrás escuchar lo que tiene Dios para decirnos cuando somos objeto de calumnias y chismes, o cuando somos nosotros mismos, los dispersadores de esa mala semilla, del que nada bueno puede florecer. Intentemos abrir nuestros corazones para ser conscientes de esos momentos y evitar las malas lenguas.