
Todo el grupo tenía la vista puesta en Leticia, algo dentro de su ser le indicaba que diera media vuelta y olvidara todo eso de ir tras Alonso, pero su cuerpo le reclamaba que tomara esa escudilla con comida, lo hizo, se tumbó en el piso y la empinó atragantándose de frijoles con carne que deglutía sin masticar, mientras el caldo se desparramaba por las comisuras de sus labios, terminó en segundos aceptando otro al momento. Un joven que la observaba tan hambrienta, tan desvalida, tan bella…, se acercó despojándose de una manta con la que envolvía sus piernas, con delicadeza tapó los hombros desnudos de la chica, quien lo miró con recelo: ¿Cómo no sobrecogerse después de lo vivido? Quiso decirle. La muchacha entregó la escudilla vacía y asintió con la cabeza a modo de tímido agradecimiento…Fin de la primera parte.
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