
Alonso corrió por la calle de la Profesa para buscar a su hermano, sin embargo el prior había ordenado el cierre del templo y dejado salir temprano a los alumnos; desesperado corrió hasta Santa Isabel Tola, cruzó la garita de Peralvillo y siguió por Calzada de los Misterios hasta el Tepeyac, entró a la vieja Parroquia y luego a la Colegiata buscando al padre Toño, al paso se encontró a Rogelio, que ajeno a la situación saludo gustoso, él ni siquiera lo miró, volvió a correr hacia la casa de Toribio para decirle a Miguel que lo ayudara a buscar a su padre. Jamás se había puesto así, le dijo a su hermano cuando le relató la transformación de su sereno padre, en una bestia incontrolable capaz de mover a las masas con sus furiosos gritos y el fuego de sus ojos.
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