
Alonso notó un movimiento fuera de lo normal en la sede de la cofradía, el preboste discutía con el Padre Toño y otras personas, sobre algo que no alcanzaba a entender, afuera Rogelio y varios de sus compañeros retiraban las piedras, bloques y cualquier otra cosa que obstaculizara el camino desde la vieja parroquia hasta las puertas de la Colegiata, preguntó qué hacían, pero uno de sus compañeros le respondió ordenándole que ayudara en el retiro de escombros, obedeció sin saber por qué, todos excepto Rogelio estaban en su misma situación, sin embargo no le aclaraba nada a nadie, en pocos minutos el paso estuvo libre y los Tamemes desocupados, las puertas de la parroquia estaba cerradas y el único que sabía lo que pasaba, los mantenía a raya con un ademán de mano indicándoles que esperaran…
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