
Es importante examinar los movimientos de nuestra alma, es decir, vigilar sobre nuestro interior ¿Dónde nacen esas inspiraciones de la gracia? No nacen en nuestra imaginación o en nuestra cabeza, sino que surgen en lo más íntimo de nosotros mismos: de nuestra alma. Para reconocerlas, es preciso estar atentos a lo que ocurre en ella, a los “movimientos” que podemos detectar en su interior, y saber distinguir si esos movimientos provienen de nuestra naturaleza, de la acción del demonio o de la influencia del Espíritu Santo.