
El año 1999, me tocó ver un proyecto gráfico europeo llamado “calendario del milenio”. Este proyecto incorporaba una efeméride relevante para el planeta a cada día del inminente año 2000. Chile aparecía solo dos veces:
-5 de septiembre de 1970. Chile elige el primer gobierno socialista electo democráticamente de la historia.
-11 de septiembre de 1973. En Chile, es derrocado el primer gobierno socialista democráticamente electo.
Muchas veces no somos conscientes de la importancia que tuvo para el mundo la valentía del pueblo de Chile de buscar una sociedad más justa y democrática. Pocas veces nos damos cuenta lo aterradora que es la figura de lentes oscuros, de la dictadura chilena de derecha, para los países democráticos del mundo.
Es importante que estemos permanentemente conscientes que, para ese mundo, estamos escribiendo la nueva Constitución en el país de Pinochet. Que estamos escribiendo un texto alegre, lleno de sueños y colores para sacarnos de encima el verde oliva hediondo a muerte que nos cubre todavía, a través del individualismo, la indiferencia ante la necesidad y la crueldad social que emana de este cadáver que es la norma del ‘80.
Esta Constitución debe rezumar justicia, amor por el otro y solidaridad; debe exudar respeto mutuo entre los pueblos, hermanos, hermanas y el entorno maravilloso que nos rodea. Debemos entregarle al mundo una Constitución que sea una fiesta de humanidad. Esa es nuestra responsabilidad.
Pero también debe dar cuenta de nuestras vergüenzas.
Por eso celebro los artículos 25, 26 y 27 que nos presenta esta Comisión.
Es nuestro deber histórico que algo tan obvio como la prohibición de la desaparición forzada sea parte de las normas más relevantes del sistema jurídico.
Este derecho, además de prohibir la desaparición forzada, establece el derecho de la persona a ser buscada, lo que obliga al Estado a implementar las medidas necesarias para que estas sean encontradas. El artículo 26 aborda la imprescriptibilidad y prohibición de la amnistía de este tipo de delitos atroces. El artículo 27 establece las condiciones normativas para la eliminación de todo tipo de impedimentos a la investigación y esclarecimiento de hechos, estableciendo el deber del Estado de, además de investigar, prevenir, sancionar e impedir la impunidad.
Nada justifica vulnerar los derechos humanos. El propio Ejército de Chile en informe del 28 de febrero de 2022, firmado por el ExComandante en Jefe del Ejército Ricardo Martínez Menanteau, admite como INACEPTABLE, que la institución no haya entregado los cuerpos de los hoy desaparecidos a sus familias, para que pudieran ser sepultados según sus creencias. Felicito al Ejército por este paso en su camino a ser el Ejército de todos los chilenos.
Felicito a quienes impulsaron esta norma como un derecho fundamental para el nuevo Chile, repito que es históricamente necesario. Esta nueva Constitución debe ser un faro de humanidad para el mundo y no debemos detenernos en ese esfuerzo.
Les conmino a aprobar su constitucionalización como una suerte de cláusula de garantía de no repetición de las atrocidades que TODOS deben dejar de ignorar o esconder, para mirarnos a la cara y caminar hacia el futuro. Porque, ENTIENDAN que nadie puede dar vuelta la página, sin leer primero el libro completo.
Gracias.