
Es curioso cómo a veces podemos echar de menos un cuerpo que ya no tenemos, como si estuviéramos mirando una foto vieja con una mezcla de cariño y crítica. La cultura thinspo , que glorificaba la fragilidad como un ideal inalcanzable. Y aunque creíamos haber superado esa obsesión, de alguna manera está regresando, disfrazada de nuevas soluciones rápidas y tendencias que prometen cuerpos imposibles. Pero, ¿qué pasa cuando ese cuerpo al que aspirabas ya no existe, ni debería volver? En lugar de lamentar lo que fuimos, tal vez deberíamos preguntarnos: ¿qué tan amables estamos siendo con quienes somos hoy? Porque los cuerpos cambian, pero la forma en que nos tratamos no debería depender de una moda pasajera. Al final del día, la belleza de cualquier cuerpo no está en su talla, sino en cómo decidimos habitarlo.