
En el corazón de París, donde las calles empedradas serpentean a través de los encantadores Marchés de Noël, una suave calma envolvía el aire. Los puestos adornados con luces centelleantes y decoraciones festivas creaban una atmósfera mágica, pintando la ciudad con calidez y alegría. Entre el revuelo de alas y los gorjeos melodiosos, vivía una sabia Paloma Blanca llamada Eloise.