
En la antigua Roma se decía que alguien era más feliz que Arión. No era para menos. Cuenta la fábula que Arión de Lesbos hizo gran fortuna en Italia cantando y tocando la lira. De regreso a Grecia, los marineros del barco en el que iba le robaron y pretendían lanzarlo por la borda. Pero él pidió un último deseo: cantar antes de saltar. ¿Qué pasó después? Nos lo cuenta el timonel del barco en el que viajan Medo y Lidia.