
En este episodio de Antiprogresista, Josué Candelaria aborda el uso del entretenimiento y la educación como herramientas de adoctrinamiento por parte del progresismo, especialmente en relación con la agenda LGBT. A través de ejemplos de caricaturas y programas infantiles, se discute cómo estos contenidos están diseñados para normalizar conceptos de identidad de género y sexualidad en niños, a menudo sin el consentimiento de los padres.
Josué también critica la respuesta del Estado y la cultura en general, argumentando que se está erosionando el papel de la familia y los valores tradicionales. El episodio concluye con un llamado a la acción para que los padres se involucren en la educación de sus hijos y rechacen el adoctrinamiento.