Estaba Rodolfo en su casa,
triste porque no tenía con quien jugar una partida de ajedrez
Cuando de repente la huesuda se le apareció
Porque el panteón era hora de visitar.
Preocupado, Rodolfo le imploró:
Y un trato negoció, una partida más vamos a jugar
Y si yo gano la vida me perdonarás.
La Muerte aceptó pues de sus dones se confió
En la partida La Muerte se enojó pues Rodolfo se le adelantó
¡sigue mi partidita! la muerte le mencionó
y hasta hacerle jaque mate
al panteón se lo llevó.