
La presión de la sociedad en la que vivimos nos pretende imponer costumbres afines al acerbo cultural que heredamos. Los medios de comunicación masivos asociados en muchos casos al aparato de represión oficial, contribuyen mediante propaganda de productos que supuestamente generan felicidad. La voluntad y la decisión personal de tomarlos o no, son lo que nos marcan si efectivamente producen o no lo que se promociona. Muchos creen que una buena comida se disfruta más con una coca cola o una cerveza (creyeron la propaganda) o poseer algún producto es tener el complemento de su felicidad. ¿Estamos obligados a ser felices? ¿Es una imposición o una elección personal? Hoy analizaremos la temática a la luz de algunas porciones del texto bíblico.