
Ya hablamos de lo que el Catecismo nos presenta como aquello que viene después de la muerte - ese gozo y plenitud eternas. Ahora queremos profundizar en lo que San Juan Pablo II nos presenta en su Teología del Cuerpo sobre esa promesa. Nos daremos cuenta que así como tanto habla del cuerpo en las demás catequesis, lo hace también en este último capítulo del hombre: su destino definitivo (El Cielo). Esperamos que este episodio despierte en cada uno de nosotros el fruto de la esperanza y anhelo de Cielo.