
Por lo general, el fin de año trae una mezcla de emociones y reflexiones profundas. Momentos donde nos enfrentamos directamente con nuestra percepción del tiempo, a cómo vemos nuestra identidad, el famoso propósito de vida y, por supuesto, al recordatorio inevitable de que el tiempo no se detiene. El "cierre" de un año nos confronta con la pregunta inevitable: ¿Qué hice con este tiempo? Si sentimos que no logramos lo esperado, emerge el conflicto entre nuestras aspiraciones y la realidad. Charlemos sobre por qué este momento del año nos hace replantearnos tantas cosas, desde lo que logramos hasta lo que queremos. Desde la presencia es una invitación a pausar, reflexionar y conectar con lo que realmente importa.
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