El choro nace a inicios del siglo XVIII, en medio de una constante ebullición cultural. Rio de Janeiro era invadido por una ola de influencias europeas como la polka de República Checa, la mazurka de Polonia, el scotish de Escocia, entre otros. Así, los músicos locales en un intento por imitar estos géneros, que eran los más populares en aquellos años, terminan creando una amalgama de ritmos que combinaban el sentimentalismo europeo con el espíritu alegre que caracterizaba a la música de la región.

El choro, que gustaba a todos pero no era tan aceptado por las clases altas, termina consolidándose como la música del pueblo, tocada en fiestas populares dentro de la clase media/baja.

A pesar de esto, el choro a logrado sobrevivir durante el tiempo, teniendo como objetivo principal la creación de un sonido placentero al oído, no rigiéndose por la exigencias de lo que es "popular" en el mercado.