
Lamentablemente el sistema de este mundo está diseñado para convertirnos en mundanos y rebeldes, más enemigos de Dios, por lo que debemos trabajar poniendo en práctica lo que Dios dice y enseñando a nuestra descendencia lo que el Señor ha establecido en Su Palabra, discipulándolos, modelándoles con el ejemplo obediente de nuestra conducta o comportamiento diario y contribuyendo a crear y fortalecer una verdadera cultura (costumbre) familiar cristiana.