El poder del vínculo madre-hijo es tan fuerte que determina nuestra forma de vivir la vida adulta
Ir en dirección a ser nosotros mismos es permitirnos molestar a quienes nos rodean.
El sentimiento de culpa es el resultado del choque entre un deseo auténtico y una creencia de deber u obligación.
Cumplir con lo que se espera de nosotros lleva implícito el costo de sacrificar nuestra verdadera naturaleza.
Una película donde podemos ver una identificación en exceso acompañada de una lealtad familiar que conducen a un perfeccionismo y una gran culpabilidad.
El tiempo cobra sentido en el proceso de "cura" cuando trabajamos nosotros en eso.
No solo basta con querer, nuestro inconsciente gobierna gran parte de nuestra vida.
'Llegar al verano' como meta de apariencia física refleja nuestras propias necesidades internas.
Una excusa es un argumento que usamos, y hasta creemos verdadero, que nos sirve para dejar de lado la responsabilidad que tenemos sobre nuestra vida.
Idealizamos y romantizamos al amor cuando en realidad el amor no busca la perfección.
La mejor forma de agradecimiento a nuestros padres es vivir nuestra propia vida, en total plenitud y dandole nuestro propio significado.
El sentimiento de culpa que muchas veces los padres generan en sus hijos es una carga emocional que impide el pleno desarrollo del individuo.
La influencia inconsciente que los padres ejerces sobre sus hijos suele ser tan fuerte y profunda que tiene tanto el poder de hacer florecer como de marchitar.
La relación que tenemos con el mundo que nos rodea es en gran parte resultado del vínculo que tenemos con nuestros padres. Hacer las paces con ellos es también hacer las paces con nuestro mundo.
La relación más importante de nuestra vida es la que tenemos que nosotros mismos.
Lo que muchas veces nos impulsa a tomar decisiones no necesita de lo que creemos que vendrá con la decisión que creemos que tenemos que tomar.
Muchas veces la sobreprotección no surge del estado emocional incómodo que pueda estar sintiendo el hijo, sino de las emociones que siente ese padre que lo conectan con situaciones personales no resueltas.
Nadie necesita tus justificaciones, ni vos mismo. No necesitas decirte nada para ir hacia donde quieres ir. Pero hay algo que sí necesitas, y es dejar de explicarte y comenzar a atreverte.
Somos nuestro propio límite, limitados por nuestra capacidad de darnos cuenta, limitados por nuestra conciencia.
Mientras más esperamos, menos somos eso que queremos ser.