
La psicología de la vejez ha ido transitando desde finales del siglo XX una etapa de desarrollo sostenido con transformaciones fundamentales en cuanto a las bases teóricas en las que se apoya. Una de estas transformaciones surge de su encuentro con la Psicología Positiva, corriente también, de reciente aparición. La Psicología Positiva tiene como objetivo investigar las fortalezas y virtudes humanas y los efectos que éstas tienen en la vida de los personas y en las sociedades en que viven, generando intervenciones dirigidas al desarrollo de dichas fortalezas (Cuadra & Florenzano, 2003). Por lo tanto apunta a mejorar la calidad de vida y prevenir la aparición de trastornos mentales y patologías. Mientras que la concepción centrada en lo patológico apunta a corregir defectos y reparar el daño, la Psicología Positiva, por el contrario, insiste en la construcción de competencias y en la prevención, ampliando el foco tradicional de las investigaciones. En este programa vamos a repasar ciertos desarrollos teóricos e investigaciones dentro del marco de la psicología positiva y de la psicología del envejecimiento. Algunos conceptos que se encuentran en esa intersección son: capital psíquico, fortalezas, bienestar psicológico y en particular la regulación emocional. En todos los casos, son factores psíquicos positivos asociados al buen envejecer.