¿Han escuchado hablar de la falacia de la ventana rota?
Imaginen que un niño hace una travesura y rompe una ventana de un local de su pueblo.
Los pobladores que vieron lo sucedido, analizan el hecho y concluyen que el niño le ha ayudado a la comunidad, porque ahora el dueño del local tendrá que pagarle al ventanero del pueblo para reparar la venta y ahora el vidriero tendrá dinero para gastar y estará estimulando la economía local.
Ahora, lo que realmente sucede, es que el dueño del local si tendrá que reparar la ventana, pero ahora dispone de menos dinero para realizar las compras que tenía planificadas hacer, por ejemplo, con ese dinero quería pintar su local por dentro, lo cual iba a ayudar al pintor del pueblo, y quería mandar a hacer un nuevo traje, lo que le daría trabajo al sastre de la localidad… Básicamente la ventana rota si beneficia al vidriero, pero le roba a otros la oportunidad de recibir esos ingresos que están planificados para usarse en ellos.
Con esta historia del siglo XIX Frederic Bastiat ejemplifica que gastar en la reparación a causa de la destrucción, no genera beneficios.
Pero con esta historia también podemos hacernos la pregunta ¿esto que tiene que ver conmigo? Y con esta pregunta podemos iniciar este episodio.
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