
Treinta años de reguetón permiten que alguien como J Balvin se dé el gusto pensar en un disco en que cada canción evoque un color en la mente de quien la escuche. Este tipo de pretensiones no serían posible sin la evolución del género que marca el siglo XXI, y que tiene en 'Safaera' de Bad Bunny una demostración sobre las posibilidades del reguetón.