
Un mes para sentir y honrar el ritmo propio, escuchar el cuerpo y aceptar la semilla que soy.
Nos pasa mucho que olvidamos la belleza de tener un cuerpo cíclico que le pertenece a la naturaleza, a sus estaciones y momentos; no siempre podemos florecer y marchitar es sólo un paso antes de reverdecer.
¿Para qué ir con tanta prisa? ¿Por qué no sumergirse en este ahora con todos sus regalos?, está bien si hoy no alcanzaste las metas propuestas, tal vez la meta es reconocer que todo lo que vivimos y sentimos es bello en sí mismo, honrarlo es honrar lo sagrado y mágico de la vida, nuestro cuerpo habla y siente, y esto, es un don.
Gracias por escuchar.