La bendita esperanza definida en Tito 2:13 es "[...] la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien."

Cuando los seguidores de Jesús hablan de la bendita esperanza, esperan ver a Jesús. Mientras esperamos, vivimos vidas piadosas. Tito 2: 11–13a dice: "En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza [...]"

Cuando veamos a Jesús, nuestras dificultades en la tierra se desvanecerán y se convertirán en un pasado distante. Romanos 8:18 dice: "De hecho, considero que en nada se comparan los sufrimientos actuales con la gloria que habrá de revelarse en nosotros." Conscientes de la bendita esperanza que tenemos, nuestras perspectivas sobre el sufrimiento y sobre este mundo cambian.

Jesús les dijo a sus discípulos que regresaría (Juan 14: 3); los ángeles declararon que regresaría (Hechos 1:11); las cartas a las primeras iglesias dicen que volverá. Nuestra esperanza no es un deseo imaginativo, sino una confianza en la promesa y fidelidad de Jesús. Romanos 5: 5 dice que "Y esta esperanza no nos defrauda, porque Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado."

Al momento cuando Jesús regrese por su iglesia (todos sus seguidores desde el establecimiento de la iglesia en Hechos 2 hasta el día en que regresa), se le llama el rapto. Un arcángel anunciará este evento y sonará una trompeta de Dios. Los creyentes muertos y los creyentes vivos tendrán cuerpos nuevos y serán llevados al cielo. 1 Corintios 15: 51–52 dice: "¡Fíjense bien en el misterio que les voy a revelar: No todos moriremos, pero todos seremos transformados, en un instante, en un abrir y cerrar de ojos, al toque final de la trompeta. Pues sonará la trompeta y los muertos resucitarán con un cuerpo incorruptible, y nosotros seremos transformados."

Entonces, como seguidores de Jesús, ¿cómo debería impactarnos esta bendita esperanza hoy? 1 Juan 3: 3 dice: "Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro." Dios nos llama a vivir rectamente, compartir el evangelio, hacer discípulos y amar a los demás. Mientras esperamos el regreso de Jesús, glorificamos a Dios viviendo vidas transformadas (1 Corintios 10:31).