
Un estudio realizado a la comunidad educativa en Salamanca, España, usando mindfulness para la gestión emocional, encontró que al entrenar su mente, las personas tenían impactos positivos como: “Mayor apertura a la experiencia emocional y aumento de la percepción emocional, tanto intrapersonal, como interpersonal; Al mismo tiempo, se encontró que quienes entrenan su mente logran una mejor regulación y asimilación de las emociones.”