Puede ser que al comenzar una relación empiece un proceso de construcción de sueños y decisiones como por ejemplo vivir en París o tener 4 hijos en una casita de campo. Pero con el tiempo las perspectivas de la vida cambian y puede ser que ya no se coincida en esos planes iniciales pautados. Y renunciar a nuestros sueños supondría un gran peso a largo plazo. Por qué genera "la posibilidad de que puede que no queramos lo mismo da tanto miedo, que la gente prefiere no mirar, seguir caminando y tener anclas para mantener o mantenerse con la persona a su lado, con hijos, con compromisos, con hipotecas" que al final terminan erosionando el ser de aquella persona que se marchita y se solidifica por qué no tiene claro su norte.