
Cuando tu negocio lleva tiempo a la deriva y te queda poco pulmón para mantenerlo a flote la mayoría de gente cierra.
Pero hay quienes intentan una última bala. Y ese último intento puede cambiarlo todo.
¿Sabes qué es lo mejor de esto? Que no hay riesgo ninguno, porque ya está todo perdido.
Puedes intentar cualquier cosa.
Hoy te cuento la historia de un diseñador desconocido que estando a punto de arruinarse intentó una última cosa, una locura hubieran dicho muchos, y consiguió tener éxito (y todavía lo tiene).
Mira a ver si te inspira para lo tuyo.