
Ya hemos visto que hay sufrimientos que no se originan en nosotros, sino que sirven como prueba para trabajar nuestro corazón. También analizamos que muchos de los llamados sufrimientos de prueba son, en realidad, consecuencias de lo que sembramos.
En los próximos episodios, veremos un tipo de sufrimiento que surge para salvarnos de nosotros mismos y para hacernos partícipes de la santidad divina.
La Biblia llama a este sufrimiento disciplina de Dios.